Me preparó el desayuno. Después empacó en pequeñas viandas la mitad sobrante de la cena; "para que no trabajes mucho al llegar a casa" -dijo. Me llevó por última vez al jardín, cortó para mí una gardenia. Luego fuimos juntos hacia el autobús; bajó del auto mi maleta, me ayudó a colocarla. Un abrazo ligero, un beso tenue. Nos dijimos adios... ¿O fue hasta luego?
martes, 16 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Me gustó mucho.
Cuando llegué a la gardenia, caí en cuenta que aquella era una casa enorme: por lo menos tenía jardí...
Mucha calidez para estos días fríos. Muy necesaria.
Por cierto, perdí la simpática hojita donde apunté su correo. El curso sigue interesante, sobre todo ahora que resultó que la fantasía es el espejo del intelecto... o algo así.
Salú...
Pues sí Esponjita, tiene jardín y muy lindo, o será que yo lo veo así... Encontré una dirección de correo suya y le escribí para que tenga la mía, ¿le llegó?
¿usté consideraría que cierto profesor que imparte una clase de averroes es guapo?
mantenga este mensaje en el más absoluto secreto
Llegome... contestele... y todos felices como perdices...
¡Que san Alberto Magno intervenga ante Dios por mí, por Proclo y por todos mis compañeros!
Saludos y ya postié
Chica bipolar: Sí, sí que lo considero. No como para remplazar en mis ociosos pensamientos a mi señor de las gardenias pero sí, guapo es.
Publicar un comentario