Yo era la reina de un juego de ajedrez. Ejército negro. El blanco nos vencía. Abría los ojos y no podía dejar de percibir que la cama se había convertido en un gran tablero y que un inmenso alfil avanzaba en diagonal. Desperté a mi amor para advertirle: "Olvidémonos del amanecer".
miércoles, 31 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Publicar un comentario