martes, 15 de mayo de 2007

Cuando no se tiene miedo

Viajar es una de las actividades que más disfruto. Y es así porque comporta en alto grado la cualidad más esencial de la vida, el movimiento. Viajar es ir, venir, encontrar, abandonar, y eventualmente llegar a un punto sin retorno. Justo de todo lo que se trata el vivir.

Este año, y en virtud de esas raras oportunidades que llegan sin que uno haga previa solicitud, he realizado sencillos viajes por esta tierra del asombro y el sobresalto que es México. Y sucedió que uno de ellos me condujo a un sorprendente, conmovedor y hermoso conjunto de fantasías.

Colores diversos para iluminar trazos persistentes. Luces y sombras describiendo la dualidad. Cuerpos que danzan, manos que interpretan, y abrazos entre generaciones que configuran el ciclo de la vida. Esta es la obra de Miguel Ángel Abascal, quien admitiendo su segunda naturaleza de creador se renombró Mágale.

Mágale nació y vivió en la ciudad de Puebla. Bajo un sol que calienta sin abrazar y un cielo en el que con frecuencia se dibujan extraordinarias formas y colores, Mágale descubrió los talentos del pintor y se adueñó de ellos. Aprendió y perfeccionó. Creció y amó. Forjó maravillosas obras del cuerpo y la fantasía. Y cuando alcanzó gran presteza en el arte de concebir y dar a luz imágenes, entregó la vista para siempre, sin por ello renunciar a su derecho de artista.

Como toda persona que de alguna forma logra comprender la vida, Mágale también tuvo sus intuiciones sobre la muerte. Apenas si las esbozó en pinturas, esculturas y escritos. Jamás las elucidó por completo, pues el enigma del fin de la existencia es algo que a cada quien le toca descifrar; acaso porque a cada quien le corresponda uno distinto. Sea como fuese, años antes de morir, Mágale parecía entender con envidiable claridad la trama y el final de la obra de su existencia:



Cuando no se tiene miedo a vivir

y no se tiene miedo a morir

encontramos la paz en nuestro diario vivir

y en el momento natural de morir.

Y morir es empezar a vivir,

en otra dimensión también en paz.


En mayo se cumple otro aniversario luctuoso de este interesante pintor mexicano, escasamente conocido en México. Y en mayo le conocí, o mejor sea decir, interactué con esa parte de su imaginación que dejara plasmada en lienzos y papeles.

Si escribiera con las intenciones del crítico, diría que su obra denota en parte la influencia de Tamayo –a quien por cierto admiraba Miguel Ángel- y que sus textos poseen un estilo aforístico, mediante el cual expresan ideas sencillas y profundas. Pero desde la perspectiva de quien llega por azar a donde no había planeado ir y ahí encuentra lo que no buscaba, sólo puedo decir que toparse con este tipo de creaciones resulta siempre una grata sorpresa. Algo así como guiño de simpatía por parte del mundo, que a un tiempo da la bienvenida y hace olvidar el miedo.


1 comentario:

Esponjita dijo...

Mire usté

A veces pienso que eso de andar paseando por los blgues (además de ser justo distractor y evasor de la tesis), es como salir a pasear a falta de dinero para ir a la Cineteca o a Chapultepec)

Hoy, de paseo por su blog, me encuentro con una galería de arte.
Bonita exposición, se le agradece:

la esponjita viajera