La hora perfecta sería el amanecer. Cuando los rayos del sol bastan para guiar mas no para desocultar por completo. Cuando aquéllos a quienes se ama siguen dormidos y el "adiós" tan solo les arranca un esbozo de sonrisa y el balbuceo de una bendición. Y sobre todo, cuando el espíritu es ligero, el cuerpo soporta todo equipaje, los pies se adhieren al más raro de los caminos y cualquier lugar en el porvenir luce mucho mejor que aquél dejado atrás.
No hallé todas las respuestas, pero sí las más desconcertantes. No aprendí mucho, pero recuerdo muy bien. Mis ojos se hartaron con las novedades de los paisajes cotidianos. Amé a muy pocos, quienes me tuvieron por entero.
Así pues, ¿me es lícito partir? ¿Caminar con el sol hacia ese lugar desconocido y lejano, por el que toda la vida he sentido nostalgia?
lunes, 11 de febrero de 2008
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3 comentarios:
Hola Itzel, llegué a tu hostal sin invitación tuya (así son los hostales al fin y al cabo), pero sí de mis propios fantasmas. Me gustan las sombras de lo que escribes. Mmm. Nostalgia por partir y no por llegar. Sí, es justo.
Un saludo y vendré a visitarte de nuevo...como fantasma
los sabios dicen que la hora para partir es ésta, o la otra...o este momento, o el otro... y coinciden tambien en decir que la mayoria de las veces esta hra y este momento, no vienen, sino, ya se fueron....
Jorge A. Gauna
ay qué bonito escribes, yo quiero ser como tú
feliz cumpleaños
un abrazo fuerte
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