Y vuelvo al texto, sus líneas me llevan por otros mares, veranos, temores y amaneceres, a los que otro día, en medio de otras páginas, recordaré tan nítidos y reales como el hecho mismo de que ahora escribo.
domingo, 13 de septiembre de 2009
En una tarde lluviosa, leía
¿Cómo puede un instante soportar tantos recuerdos? En el microsegundo que toma saltar de un renglón a otro, desfilan ante mí las formas de lo que alguna vez fui. El cielo crepuscular de las vacaciones de verano, las clases de segundo de primaria, la primera lectura -sobre insectos y obsesiones-, los pasos trémulos a la orilla del mar, el fin del mundo, los Puertos Grises, el amanecer de soledad ausente.
Y vuelvo al texto, sus líneas me llevan por otros mares, veranos, temores y amaneceres, a los que otro día, en medio de otras páginas, recordaré tan nítidos y reales como el hecho mismo de que ahora escribo.

Y vuelvo al texto, sus líneas me llevan por otros mares, veranos, temores y amaneceres, a los que otro día, en medio de otras páginas, recordaré tan nítidos y reales como el hecho mismo de que ahora escribo.
Etiquetas:
Historias Verdaderas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)