viernes, 26 de octubre de 2007

Quince grados

Nada que de alguna forma diera pie a la comunicación. Ni una llamada, ni un saludo, ni un guiño en la red.

Aburrido y vacío, algo perdido, consultó una vez más el estado del clima. Sabía que ningún artefacto ni sistema podía informarle mejor que sus propios sentidos -como ningún reporte vial conjuraba los embotellamientos en las mañanas ajetreadas-, pero, de vez en cuando, gozaba con ansiedad esos pequeños trozos de información que lo hacían sentir habitante de un mundo perfectamente calculado.

Quince grados. Sí, algo de frío. Por renovar el asombro, tecleó el nombre la ciudad desde donde ella escribiera la última vez. Quince grados. Sí, algo de frío. Y fue tan sorprendente advertir que aun pese a la distancia sentían lo mismo, que ya no extrañó la falta de sucesos eventuales que dieran pie a la comunicación. A la mañana siguiente despertó, encendió el ordenador e indagó el clima.

2 comentarios:

Esponjita dijo...

jáire, ¿pós ara prátteis?

Bueno mi querida Itzel, me da gusto que avance con su griego.
Sobre los quince grados, déjeme informarle que cuando en la Patagonia los alcanzan, se sienten en pleno veraneo.
Mi mamá tenía un amigo que le contaba con gran alegría :¡el verano ha llegado! ¡15 grados! ¡al fin, todos en mangas de camisa!.

Los analíticos son buenas personas. Los analíticos todavía tienen fe en el lenguaje de Adán. el problema es que los mexicanos, son analíticos barrocos... lo que, su merced comprenderá, es un contrasentido.

frios saludos:
La "o pappe lege moi" esponja.

Esponjita dijo...

explicaciòn:

o pappion: oh abuelito
lege su: dime tú

atte: Heidi decimonónica estudiando griego para leer a Homero