domingo, 13 de abril de 2008

Blueberry

Me gustan las historias sobre personas que se alejan. Hombres o mujeres que de pronto dan vuelta a la página, cierran un capítulo de sus vidas y abordan el primer autobús, avión, tren o barco; hacia cualquier parte y por tanto a ninguna.

Yo nunca he llegado muy lejos. No es que me queje, ni que desee alardear de mis fracasos. Simplemente sucede que acostumbro tejer lazos muy difíciles de desatar. Siempre hay una redacción más por entregar, un curso de maravillas o fantasmas qué concluir, una nueva declinación por aprender. Y entonces la salida se aplaza lo indecible.

Hace un año comencé a realizar viajes cortos a una ciudad cercana. Y desde el primer momento descubrí que después de los brazos que me reciben al llegar, amo el camino. Salir a veces muy de mañana, sintiendo que así se ganan minutos al inflexible tiempo. El sol apenas brilla y así no es difícil caminar a buen ritmo. E instantes después, a bordo del autobús, sentir que se avanza rumbo a otro amanecer. Dulce también es partir por la tarde, y dejar que el crepúsculo sea el espectáculo de ida. ¿Y qué decir de los días en que la lluvia acompañó el camino? Hasta hoy no he sido tan feliz como entonces.

Sin embargo, siempre vuelvo, y la historia de la parresía, las charlas sobre revenants y la declinación ática se apoderan de nuevo de mi tiempo. Ocupaciones, reales e inventadas, se atan a mis pies, contienen mis pasos, calman mi prisa, y finalmente, me inyectan la creencia de que por ahora, este es mi sitio. Después de todo, no puedo irme sin más, y abandonar lo que cuido aquí con tanto celo.

Y aun así, me gustan las historias de personas que se alejan. Y hoy vi My blueberry nights. Y sus tomas lentas, de anocheceres violáceos, me recordaron que no hay mejor don que un paso ligero para llegar a donde se quiera (o se pueda). Pues algo es cierto, el mundo es un lugar mejor cuando en verdad parece que se mueve.


2 comentarios:

Rodrigo C. dijo...

valor que dejan las decepciones, desiluciones, rompimientos, depresiones y falta de dinero es lo que se necesita para romper los lazos...en que punto empieza La Odisea? se sabe con certeza como es que Ulises abandonó el hogar? no está escrita en primera persona como tu blog. pero es agradable leerlo. saludos.

Esponjita dijo...

Bueno, Rodrigo C: Ulises se fue a guerrear por una mujer... luego, lo único que intentó toda la Odisea fue volver a casa. Pasó algunos años visitando a Circe, y ciertamente se tomó su tiempo mantando Cíclopes y venciendo a Escila...

Fantasmagórica: Quizás debería irse un rato de viaje, so pretexto de recuperar a alguna Helena...
Una ventaja del Griego, por ejemplo, es que lo enseñan mejor en cualquier lado que no sea México...

Salud:
una kalipígica esponja