miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los Puertos Grises

Iba yo a reseñar el coloquio en el que hace poco participé. Comenzaría por decir que así como en lo que se refiere al bien vestir, en cuanto al bien vivir se impone la actualidad. Que las ponencias sobre deterioro ambiental, eutanasia y leyes anti tabaco se calificaron como provocadoras e inquietantes, mientras que de la mía, centrada en lo fantástico, se dijo, sobre todo, que era bella. Iba también a destacar la intervención de un tímido moderador, que sin aspavientos pero con claridad, sugirió que a los desafíos morales de nuestro tiempo se podría responder con el auxilio de la fantasía. Y si sobraba espacio, quizá dejaría salir al pequeño rojo, para que hablase de la situación de las universidades estatales.

Pero no dejo de pensar en los Puertos Grises... He querido dedicarles ensayos, loas, plegarias. He querido recordarlos, como la primera vez que supe de ellos. En el límite del mundo, sobre un océano inmenso, aguardan los barcos que habrán de llevarse a quienes ya no pertenecen a la era. Llevarlos a los puertos grises. ¿A descansar?, ¿a gozar?, ¿a esperar un nuevo viaje? No recuerdo si el libro lo decía. Pero sé que logró dejarme una honda impresión; la certeza de que la navegación se emprendía con más entereza que dolor y con más tranquilidad de ánimo que alegría.

Y por ello no puedo escribir filosofía. He preferido pensar, imaginar los Puertos Grises. Y los imagino y pienso porque muy pronto contaré un invierno más. Sin embargo, es también una legua menos. El fin de una etapa de la travesía que me lleva más cerca de mi barco. Cerca un poco de la hora en que caen los párpados, guardando para siempre la imagen nunca vista y más amada.






2 comentarios:

Ernesto dijo...

Veo el hostal con un nuevo look que le va bien... felicidades. Y si, me hubiera gustado un poco más de tu amargura para comentar esas ponencias "provocativas" que en realidad, son las puras buenas maneras.

Esponjita dijo...

FElch felich felich cumpleaños...

Creo que le deberé la cheleada en vuestra casa. Pero el chocolate sigue en pie. (y volvemos a cheliar... total...)

salude a la banda que allá se reunirá...
La espojis verdaderamente antisocial... (la neta)