sábado, 17 de marzo de 2007

El baúl de los disfraces (1)

Naturaleza dotó a cada una de sus creaturas con las armas y los talentos necesarios para sobrevivir en un mundo que habría de mostrarse, por lo menos, indiferente a su suerte. A unas les entregó garras y dientes, a otras, gruesos pelajes o ásperas pieles, y a muchas más les confirió la extraordinaria belleza que gana todos los favores, afectos y placeres. Pero a quienes no concedió ni esas ni otras gracias, les reveló el arte del disfraz, para que así copiaran y revistieran la virtud predilecta, y jamás mostraran a los demás vivientes su vacío primordial.
Yo soy uno de esos seres y éste es uno, el más inusual, de mis muchos disfraces.


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